El Día del Padre es una celebración que tradicionalmente rinde homenaje a los padres de familia, en consideración a que constituyen una figura central para el desarrollo físico y emocional de los hijos.

Se estima que su origen tuvo lugar el 19 de junio de 1909, en Estados Unidos de América, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso agasajar a su padre, Henry Jackson Smart, veterano de la guerra civil, quien quedó viudo tras la muerte de su esposa en el parto de su sexto hijo.

Su hija lo consideró todo un ejemplo. Con el transcurso de los años, su propuesta fue acogida con entusiasmo y en 1924 el presidente Calvin Coolidge apoyó establecer el día nacional del padre, extendiéndose la idea a distintas latitudes.

La función de los padres: dar amor incondicional; enseñar la diferencia entre el bien y el mal; tener autoridad para marcar límites en la adolescencia; ser consejero y amigo para el resto de la vida; y educar en los buenos principios, como claridad, rectitud, honestidad y amor al prójimo, permite asegurar y aplaudir los logros que alcanzaran los hijos desde la niñez y al mismo tiempo identificar el mejor legado que pueden dar los progenitores.

Por ello, al festejar el Día del Padre, nos corresponde reflexionar como hijos, cuánto hemos honrado a nuestro padre, cuánto valor le hemos dado a sus palabras, cuán agradecido estamos de su esfuerzo y bondad, cuánto hemos sabido perdonarle un error y cuánto de nuestro padre hay en nosotros mismos como fundadores de familia y/o pilares de la sociedad.

Esta celebración nos da la oportunidad de tener un día especial para decirle a nuestros padres cuanto los queremos, darle las gracias por su amor y entrega, así como celebrar la felicidad de contar con ellos.

Igualmente, esta reflexión debe trasladarse a todos los que cumplen el rol de padres, respecto de la relación que mantienen con sus hijos y cuánto están haciendo para contribuir con su formación integral.

De esta manera, reconocemos el valor más noble y trascendental de la paternidad responsable a todos los padres de nuestro país, pero especialmente a los compañeros del Tribunal Administrativo de Contrataciones Públicas que han sido bendecidos con este significativo rol.

Los saludamos y exhortamos a seguir siendo ejemplo de Honestidad, respeto, responsabilidad, compromiso y transparencia para sus hijos, para que cada uno de ellos se conviertan en los ciudadanos que demanda nuestro Panamá.